Año: 2012
Estudio: Toei
Desde abril de este 2012,
Toei Animation regresa con “Saint Seiya Omega”, serie que supone la
continuación del manga original después de los acontecimientos en “La saga de
Hades”.
Saori Kido (la reencarnación
de Atena) sostiene al pequeño Koga en brazos cuando Marte (enemigo principal y
dios de la guerra) se presenta para llevarse a la diosa para así establecer su
nuevo orden. Inmediatamente aparece Seiya portando la armadura dorada de
Sagitario para proteger a Atena mientras el niño observa asombrado a esta figura
poderosa que le hace frente al enemigo.
Han pasado varios años (aunque no especifica cuantos, pero podemos deducir unos veinte aproximadamente) desde la última Guerra Santa con el señor del inframundo. Koga entrena para obtener la armadura de Pegaso, aunque duda de la existencia de Atena y de su deseo de convertirse en caballero. Sin embargo cuando Marte consigue llevarse a Saori sin que él pueda hacer nada, su determinación lo lleva a emprender la búsqueda por rescatar a la que ahora reconoce como la verdadera diosa portando la armadura de Pegaso.
Han pasado varios años (aunque no especifica cuantos, pero podemos deducir unos veinte aproximadamente) desde la última Guerra Santa con el señor del inframundo. Koga entrena para obtener la armadura de Pegaso, aunque duda de la existencia de Atena y de su deseo de convertirse en caballero. Sin embargo cuando Marte consigue llevarse a Saori sin que él pueda hacer nada, su determinación lo lleva a emprender la búsqueda por rescatar a la que ahora reconoce como la verdadera diosa portando la armadura de Pegaso.
Saori, Koga y Soma. |
Sin la participación
directa de Masami Kurumada; esta serie presenta una nueva alineación de santos de
bronce: Soma del León Menor, Yuna del
Águila (metáfora de liberación quién ya decide no ocultar su rostro como
acostumbraban los santos femeninos), Haruto del Lobo, Edén de Orión (hijo de
Marte y con sentimientos encontrados) Ryuhou del Dragón (hijo del legendario
Shiryu) y Koga de Pegaso.
Para los que nacimos en
los ochentas, los santos de bronce originales nunca podrán ser reemplazados,
pero el tratamiento que se le da a los nuevos llegados está muy bien logrado y
en un contexto que se vuelve creíble y ayuda a asimilar a estas nuevas caras con
naturalidad.
Tras las continuas
batallas, los viejos santos ya no pertenecen y el Santuario alberga esperanzas
en esta nueva generación. Sin embargo uno de los mejores puntos de la series es
el rol que se le da a los ahora conocidos como “Santos legendarios”, los viejos
héroes, que aparecen eventualmente para ayudar a nuestros protagonistas, pero
ya al margen de los acontecimientos actuales.
Algunos otros viejos no
tan conocidos ocupan también sus roles en calidad de consejeros o directores de
institutos de entrenamiento. Mientras tanto, a excepción de nuestro
protagonista, los nuevos caballeros de plata y oro que no reconocen a Saori,
defienden a Aria, una muchacha a quién Marte presenta como la verdadera Atena
y crea las nuevas doce casas para protegerla de nuestros protagonistas “rebeldes”.
La serie introduce un par
de novedades. Las armaduras ahora son portadas en forma de “cristal de armadura”
ya sea un colgante o una pulsera y no aquellas viejas y pesadas cajas con las
que debían cargar. Las nuevas armaduras conservan la esencia de las originales,
pero estilizadas a un formato siglo XXI dando hincapié a la flexibilidad más
que al poder. La introducción más grande son los elementos. Al mejor estilo
Pokemon o un RPG, cada armadura corresponde a un elemento que sufre ventajas y desventajas
frente a los otros, pero al mismo tiempo esto está justificado en la serie como
un descubrimiento reciente, e incluso algunos de los viejos guerreros de bronce
reconocen no poder manipularlos debidamente, por lo que no consigue profanar
horriblemente lo clásico.
El legendario Seiya. |
Los diseños de personajes
pueden resultar un poco infantiles para algunos, pero la buena calidad de la
animación nos hace despreocuparnos sobre ese tema.
Los viejos fanáticos de
la serie que no se permiten modificar ningún aspecto deberían alejarse
inmediatamente, pero sin prejuicios y abiertos a una nueva propuesta, esta entrega
merece una mirada. La música sigue siendo tan buena como las batallas, la
historia es sumamente sólida y la nostalgia de encontrarse a los viejos santos
de bronce esperando su regreso triunfal nos impulsa a seguir la narración. Una interesante mirada y un buen comienzo
para las generaciones que todavía no saben lo que son los “Meteoros de Pegaso”.