Año: 2006
Estudio: Ghibli
Estudio Ghibli es, sin
lugar a dudas, el peso pesado de la animación japonesa. Haciendo énfasis en temáticas donde la naturaleza y la armonía
juegan un papel tan preponderante como la acción. Dibujos que no son “dibujitos”
e inclusive apelan a un público más adolescente y adulto. Soberbios
largometrajes como “Nausicaa del valle del viento”, “La princesa Mononoke” o “El
viaje de Chihiro”, son algunos de los manifiestos que demuestran que este estudio
alcanza una estratósfera a la altura de Disney o Pixar.
En estos mundos de
fantasía hay un nombre que sobresale como sinónimo de calidad y buen gusto:
Hayao Miyazaki, quién hacía ya varios años había manifestado un interés por
llevar al mundo de la animación una adaptación de los clásicos de Ursula K.
Leguin: “Los Cuentos de Terramar”.
Pareciera que esta
plataforma (el cine de animación) sería el ideal para poder plasmar y
transmitir la magia de estos archipiélagos repletos de misterios, guerreros,
magos y dragones. Aunque la autora de estos libros no mostró un interés inicial
en el proyecto, finalmente accedió tras ver “Mi vecino Totoro” y descubrir esa
magia detrás de los films de Miyazaki. Sin embargo el proyecto no fue dirigido
directamente por él (aunque se suponía el propio Miyazaki seguiría el emprendimiento
de cerca y responsable de dar el visto bueno), en cambio el film se convirtió
en la ópera prima de su hijo: Goro Miyazaki.
Esto despertó dudas en la
autora, aunque la reputación de Ghibli habla por sí sola, y
parecía poco probable que el resultado no fuese satisfactorio.
Visualmente genial. |
Sin lugar a dudas esta
cinta ES una cinta de los estudios Ghibli, con sus espectaculares escenarios,
paletas de colores y placer visual que lo convierten en una experiencia
sumamente grata. Aunque no solamente es el aspecto visual el importante, sino
también sus personajes, sus motivaciones, argumentos y demás engranajes que
pueden elevar una maquinaria al estatus de “clásico” como nos tiene acostumbrados
Miyazaki padre.
Aunque los nombres nos
son familiares, sus personalidades e historia difieren enormemente de aquellos
de los libros. Por supuesto uno nunca espera una exactitud absoluta en la
traslación de la literatura al cine, ya sea porque son dos medios de expresión
diferentes con sus propias reglas y formas o sencillamente podría ser a veces
culpa de un mal guionista que nos otorgue una adaptación mediocre al no poder
capturar la magia inicial de los libros. Pareciera que es la segunda opción la
responsable aquí de la falta de encanto del film más allá de su faceta visual.
Los personajes nunca
terminan de cerrar. Sus disparadores y formas poco tienen que ver con los de la
literatura, e inclusive no llegan a funcionar dentro de su propio cosmos y todo
termina siendo una gran experiencia con gusto a poco. Aunque el film trata de
plasmar esa simple sinceridad y frontalidad que difiere de la minuciosidad “tolkeniana”,
sus aristas están sin pulir y la narración se pierde de a momentos llevándonos de
un lugar a otro sin saber a veces como llegamos allí.
Al titular la película bajo
el nombre de esta saga fantástica pareciera no más que un ardid publicitario
para apelar a los seguidores de la autora. Lo cual nos hace preguntarnos qué
necesidad habría de adaptar una novela sin intenciones de respetar la misma,
cuando Estudio Ghibli desde su propio imaginativo nos ha ofrecido piezas más
que memorables.
No quiero transmitir con
esto que se trata de una “mala” película, ni tampoco es una cinta recomendable
para los fanáticos de la acción (quizás sea esta preponderancia a la
introspección uno de los pocos factores que se busca respetar de los libros),
pero inclusive eso pareciera contradecirse dentro del film de a momentos.
Gavilán. |
Recomiendo antes que nada
leer las historias de Terramar, son cinco libros imprescindibles para los
fanáticos del género. Para muchos “En la costa más lejana” (el tercero de la
saga) es el mejor y, sin lugar a dudas,
el más popular; aunque en mi opinión personal ese calificativo se disputa con
el segundo titulado: “Las tumbas de Athuan”.
Una película difícil de
recomendar, aunque eso no significa que no valga la pena dedicarle una mirada.
O mejor dicho, en palabras de la propia autora cuando el director le preguntó
si le había gustado la cinta: “Si. No es mi libro. Es tú película. Es una buena
película”.
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