sábado, 10 de noviembre de 2012

Doom (De los videojuegos al cine. Parte 2)

Título original: Doom
Año: 2005
Dirección: Andrzej Bartkowiak


Literalmente la palabra “doom” traducida al español significa “perdición”. Inclusive sin saber esto, su simple pronunciación evoca una sensación similar, como algo nefasto y peligroso.
Haciendo honor a su nombre, ID Software lanzó a comienzo  de los 90’s este título repleto de demonios, zombies y seres repugnantes para la DOS. La historia transcurría en una estación del planeta Marte donde una falla en una puerta interdimensional permitió la entrada de los seres del infierno. El jugador interpretaba al único marine sobreviviente de la catástrofe; avanzando por distintos niveles plagados de estos monstruos y utilizando varios tipos de armamento en su camino.

Clásico.
ID Software ya contaba con “Wolfstein 3D” en su haber, pero el gran logro de “Doom” fue el perfeccionamiento del formato en “primera persona”, siendo considerado hoy en día como el videojuego que sentó las bases de un género que en la actualidad se muestra más popular que nunca con títulos como “Call of Duty” o “Halo”. 
La adaptación al cine es una forma de marketing contemporáneo al “Doom 3” (más considerado un remake que un nuevo capítulo). Sin embargo esta tercera entrega plantea un desarrollo más profundo de la historia y una atmósfera que da tanto énfasis al suspenso como a la acción. La película se toma sus libertades con respecto al juego original y a este último, aunque estos cambios tampoco generan grandes alteraciones y hasta pueden resultar entendibles por la ausencia de desarrollo narrativo que plantea el primero de la saga. Por lo que podríamos decir que esta cinta está inspirada en “Doom” más que tratarse de una adaptación fiel.
Nada en esta película es único, nuevo o soberbio, pero al mismo tiempo, nunca promete algo que no pueda entregar. Tipos rudos, armas y monstruos. Entretenimiento y nada más, aunque pareciera que eso es algo malo, pero no hay mal alguno en tirarse a ver un film que no requiere nada por parte del espectador más que las ganas de distraerse un poco.
Dwayne Johnson (aka “The Rock”) funciona bien su rol por la poca necesidad de matices actorales requeridos y que sabemos que este “actor” no tiene. Fuerza bruta y maquiavelismo a punta de pistola, mientras Karl Urban (el nuevo “Judge Dredd”) presenta la otra cara de la moneda y contribuye al desarrollo de algunas propuestas narrativas de la cinta sobre las diferencias que dividen al hombre “bueno” del “malo”. Ninguno de los dos dignos de un Oscar, pero nada en “Doom” pretende alcanzar una estratósfera que no le corresponde y eso al fin de cuentas le juega a su favor.
Doom 3.
Sobre el final se reproduce una escena en primera persona como extraída directamente del videojuego, aunque carente de sustos y tensión, más bien una pequeña guiñada para los gamers que no tomamos en serio la película, pero se aprecia el esfuerzo. El gran problema es la ausencia de más elementos del juego. Hace falta más doom en la receta, y esta es la peor falla de la película. Nos olvidamos de a momentos en que se basa esta cinta, y si debiéramos adivinar, probablemente nos vendrían a la mente muchos nombres antes que el de “Doom”. Nunca se llega a la acción de la entrega original ni a la tensión de la tercera, por lo que se genera una atmósfera híbrida que poca justicia hace a su materia prima.
Sin embargo, como mencione anteriormente, “Doom” no hace falsas promesas y en su propio esqueleto los personajes y narración consiguen sostenerse por sí solos entregando un film “entretenido” que podría haber sido mucho, mucho peor.

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